LA PALABRA
He
renunciado a ser plomero
gasista
mecánico
médico
odontólogo;
casi he
sepultado mis vicios de músico,
mis
incursiones por la canción difícil;
he
desechado algunas otras opciones
como la
abogacía propensa al desamparo,
la
empresa grande chica o mediana
- soy
incapaz de ella -
el
mercantilismo ante todo;
le he
dicho adiós a la noble madera
-
quizás por falta de empeño -
he
conversado largas horas con el pincel y el lienzo
hasta
aburrirnos ambos,
y he
suspendido el latido del viajero
hasta
llegar al sitio donde me encuentro:
en la
casa primera,
la
palabra
esa
amante sin rumbo.
Conrado Yasenza
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