martes, 30 de octubre de 2012

Los Poemas Que No Encuentran Editor/La Palabra




LA PALABRA

He renunciado a ser plomero
gasista
mecánico
médico
odontólogo;
casi he sepultado mis vicios de músico,
mis incursiones por la canción difícil;
he desechado algunas otras opciones
como la abogacía propensa al desamparo,
la empresa grande chica o mediana
- soy incapaz de ella -
el mercantilismo ante todo;
le he dicho adiós a la noble madera
- quizás por falta de empeño -
he conversado largas horas con el pincel y el lienzo
hasta aburrirnos ambos,
y he suspendido el latido del viajero
hasta llegar al sitio donde me encuentro:
en la casa primera,
la palabra
esa amante sin rumbo.
                         
Conrado Yasenza

Los Poemas Que No Encuentran Editor/Sudestada




Sudestada

Es el tercer día de sudestada.
Sueño con un profundo y cálido
té de amapolas;
la carne cruje
y la venganza del alma es una daga precisa.
Ingiero el calmante necesario
tres veces al día,
y el tres es un número insano,
es como esta torva sudestada
un feudo de recelos
una reyerta gitana
un mal ejemplo para el jardín
de las virtudes pares.-

                                             Conrado Yasenza

lunes, 29 de octubre de 2012

Los Poemas Que No Encuentran Editor/ La cuerda y la señora



La cuerda y la señora

Cómo puede hacerse hastío la luna
cómo se puede leer una cuerda
sin haber nacido en un jardín o una calle
sin saber por qué el miedo es tan natural
tan absolutamente nuestro
porque este espejo es un muro o un abismo,
según el día,
y es mío,
a pesar de las guerras del petróleo
los asesinatos de fotógrafos inermes
la brutal estupidez de la gente
mendigando por ahí algún concierto fugaz,
digo a pesar
de todo lo que camina y no se entrega
de los ritos absurdos como juntar tres dedos
por las dudas
por si alguien
junto a una casa que se ahoga en su arrogancia
llena de tigres o águilas de lata,
una casa que no cesa  de tallar su hipocresía,
que es cada vez más mentirosa
como la esperanza de esa señora gorda
que todos los días me dice
que anda bien
sólo mientras trata de leer mi cuerda
hecha a veces espejo
a veces vacío

                                                                       Conrado Yasenza

sábado, 27 de octubre de 2012

Otoño sobre la mesa

Otoño sobre la mesa


Tus pechos o el color

de aquellos hijos extranjeros
universales de belleza
frescos
dulces como la risa
de las manos que no tengo
o que no tuve
en días de medida
de metrajes,
intenciones o manchas que no borran
y que busco
más que en la espera
sobre la ausencia de estar solo
breve
de estar
entre tu nombre o la Nación
la cristalería de esos besos
que estallan detrás de cortinas tibias
en el crepúsculo de Abril
hacia el Otoño
aturdido, 
tribunas de humedad.

Conrado Yasenza


(del libro Sudejo o libro del colibrí, Ediciones Nubla, 1994)




jueves, 25 de octubre de 2012

Los Poemas Que No Encuentran Editor/Estar


Estar 


Estar así
ser un repuestero de armaduras
tener por vocación
las monedas y los bolsos
                                     - pobres, ¡ que cansados los bolsos! -

Traducirme en explicaciones
como ganado al cansancio
hasta el desgaste traumático
y ahí
sólo
siempre sólo
siempre lejos
cercano a las inmediaciones
produciendo
                    - me decís -
las meadas o los límites inútiles
cuando yo
no puedo retenerme en el derrumbe
cuando hasta las salidas
están obstruidas por próstatas malolientes
o marcapasos reidores.

No entiendo
no decido por inepto
no escucho por falta de orejas
y no
por un interés de timbres auspiciosos

No decido
ni soy peligroso en la quietud de mis labios
porque
antes de la torpeza
me derramás en intromisiones y regresos.
         
                                             
Conrado Yasenza  10/95 - 9/98.-


viernes, 19 de octubre de 2012

Los Poemas Que No Encuentran Editor/Grado Cero


        

        Grado cero

Antes hay verdad en el acto.
Antes hay furia en la agonía.
Antes la vergüenza es ácida escarcha.
Antes el tuerto se ríe del ciego
y el degollado del muerto.
Después, no sé.
Un llamado telefónico parecido
al perchero que Napoleón alguna vez usó
cuando pudo estirar la mano.


Conrado Yasenza


Los Poemas Que No Encuentran Editor/Destino País




Destino País

         Mi vertical de hombre se inclina
ante el ofrecimiento de un cuerpo de niño
cuerpo inocente frente a un mundo hecho de espinas
cuerpo de niño visitado por las sombras y el deseo acre de los muertos
por la avidez mísera de los vivos
por la indolencia disfrazada de clamor solidario.
El abismo del hombre se ha ensañado con esos cuerpos de niño
con esos ojos sin aliento
con esos rostros habitados por el pasmo y la sal.
Quién puede ser feliz frente a esta avalancha de epitafios y maderas de pino,
frente a esta melodía de la nada obstinada con la vida más pura.
Quién puede ser feliz ante el horror de la cal y el imperdonable solfeo de tardíos planes de rescate.
Quien puede ser feliz frente al perplejo desquicio del bien y el mal
frente a esos cuerpos de niño ofrecidos al suplicio y al espectáculo
de un país sin destino de niñez
sin vertical de hombre
sin remordimiento alguno por haberse devorado
la vida y el futuro más urgentes.


Conrado Yasenza



Los Poemas Que No Encuentran Editor/Apropiación del pan y el vino


Apropiación del pan y el vino

A Roque Dalton.
 
         Es en esta sucesión de asuntos
donde cada día me parezco más
al que soy
al que seré y al que fui.
Pido entonces
dejen ya de reclamar
mi bitácora desea ausentarse por algún tiempo
y por algún mundo desprevenido;
hecho está el bautismo
mientras el ocio no sufre ni ahorca
ni busca justificativos para la palabra
¿y si no fuera tan sincera la lealtad?
ya sabemos del poeta y la bala amiga
del cañón del cual partió la muerte
apoderándose de su vereda
de su vino su pan y su sopa
¡que lástima!
siempre la desconfianza mata al hombre
le arrebata la caricia del trabajo
hasta desgarrarle la alegría
la mirada los buenos comentarios
el goce los encuentros sin certezas
los malos comentarios
lejos de la mejor época
cerca de la peor vocación
y el estreñimiento de inventarios
que huelen a dromedarios en apuros.

Conrado Yasenza

Los Poemas Que No Encuentran Editor/Fin de Siglo



Fin de Siglo

                                                          a Francisco “Paco” Urondo

Que sea ella la que se incomode
que hable sin mirar su escéptico mortero
que sea también ella
la que disponga de sus sábanas despiadadas
de su rabia suntuosa y delgada
que sufra sin clamores
o descanse sobre su clausura aquerenciada
porque “esta vida que maltrata y consuela”
vive “sufriendo con rabia la esperanza”
vive vagando en cada hogar del mundo
despliega la destreza del implacable aroma
a cobardes en busca del desaliento;
¡cuanta espuma preventiva habita en la resignación!
dan ganas de alzar la garganta frente a todos
para gritar por las lloviznas de aguavivas,
dan ganas de engendrar predicados nuevos y posibles
antes que callar frente a los perezosos
o los descreídos soportables
y los insoportables sostenidos en la postergación
digo
que sea ella la que se incomode
y despierte mareas de furia
y vientos plagados de ocio
de techos ansiosos por impenetrables
de nervios sacudidos por el ombligo y el mundo
que empuja junto a ella
la rueda de esta otra historia
la que llega sin certezas y provista de nuevos minerales
de turgencias tan antiguas
como el amor a las huellas.

Conrado Yasenza

Los Poemas Que No Encuentran Editor/Escolleras


       

        Escolleras

         Luego del viaje y la simulación
vuelvo a ser redil arpón sauce
vuelvo a visitar aquellas tetas frías
las que miran hacia el sur
las que buscan unirse a la tromba de rumores
y nubes espesas
paseantes latitudes
yemas amasadas para los días de fiesta
escolleras vueltas savia
ríos con sabor a sidra
y risas hechas para el mentón.

Luego del viaje simulo ser jirón de los idiomas
y vuelvo a los pechos invariables del maná,
al estrado arrogante donde uno se despluma.

Conrado Yasenza

Los Poemas Que No Encuentran Editor/Horas


Horas

 

         Ahora estarás durmiendo
y por las cicatrices del día
la ausencia besa la humedad de tu piel,
la sangre imita a la sangre sin descubrirse
cuando las intenciones brotan marchitas
y el olvido se instala despacio
hasta confundirse con el perfume lento del sándalo ardiente.
Ahora seguirás durmiendo
mientras otra forma del silencio pide la palabra
busca su lenguaje en el aullido de un perro
que le canta a la muerte
para distraerla de nuestros cuerpos
inermes en la lejanía del sueño.
Sobre el desánimo en que se posa este sueño
tratan de hablarnos el perro que muere
y el sándalo que acaba de consumirse en su arder;
hay abismos más allá del abismo
más allá de nuestros cuerpos mudos
de nuestras risas que van cambiando de piel;
hay un deambular insomne por el poema que se ahoga
por la sangre que anochece
por la quietud que le dicta sus razones al suicida
y lo distancia de la falsa modestia;
hay ganas de hacer la vida
de ganársela para poder despertarte
y aullarle juntos a esta fiebre
a este barro inevitable.

Conrado Yasenza

sábado, 13 de octubre de 2012

Los Poemas Que No Encuentran Editor/Se Ensaya el Poema




Se Ensaya el Poema

La noche es hoy una cabellera suave y triste,

y en verdad, no hay más realidad que ella,
territorios del viento que nos habita 
como la sangre,
sentada frente al atardecer, al mar al que se vuelve en silencio
parecido al de un poema que nos escribe,
y en papeles desordenados.

Conrado Yasenza

viernes, 5 de octubre de 2012

Los Poemas Que No Encuentran Editor/ Poema del Mecenas y el Amor



Poema del Mecenas y el Amor

La verdad es que a Godot lo dejé de esperar hace rato,
pero como idea poética es interesante y potente.
El hartazgo es como ese paño que arroja la tierra frente al estacionario derecho a los recuerdos.
El tedio es esperar a Godot
mientras la entraña y el plexo defecan su furia.
Mecenas o dineros, esa es la cuestión.
No hay editores, hay poetas, sin editores claro.
Además, ¿a quién le interesa la poesía, quién la lee, quién necesita de ella?
Conseguir un libro de Trejo me llevó dos meses,
y cuando lo conseguí, se murió,
venganzas del poeta, farsas del sobreviviente,
No hay poetas, hay poemas.
Y los mecenas se mecen en su égida de tutelazgo al literato.
El ocio creativo  es como aquella puerta del tiempo que uno intenta perder y no recobrar.
Para ello existe, por ejemplo,  el suspenderse,
y entonces la administración detiene el juicio otorgándonos literaturas acordes a esas puertas.
Y los Mecenas!, nunca tengo a mano la mano de uno de ellos,
y ojo, quizá por pereza para integrar los círculos de los poetas que recitan y agitan por allí
como duendes infantiles sostenidos en la creencia hecha fábula.
Pero nos queda, siempre, el ocio creativo,
el dealer del pudor.
Mecenas o dineros, esa es la cuestión:
Imposible manejarlo,  entonces,
sin olvidar que me viste correr hacia los árboles al anochecer,
que tenía tréboles de no sé qué suerte,
 aunque no creo que los hayas visto;
que volví envuelto en un raro aroma, mezcla de menta y café,
 y que ahora te extraño
como se extraña a una casa conocida.

Conrado Yasenza.

2012

(Ilustración: Mauricio Nizzero)

jueves, 4 de octubre de 2012

Los Poemas Que No Encuentran Editor/La Lecherita del Mundo


La lecherita del mundo

La memoria se aburre de la simple retórica
del volátil horror
del amor plano
de la ética de los principios
y de los principios sin consecuencias.
Sigue aullando el perro de la cuadra,
jadeante, sin respiro;
se le astillarán los pulmones, pobre perro,
de tanto anunciar la muerte
en la noche impaciente o confortable.
Los ecos del odio histórico
no han podido silenciar el aullido que anuncia
que nadie quiere morir de sentido común,
y este silencio es un clamor de caligrafías
de eslabones cuya nodriza
no cesa en su obstinación de alimento,
desafía la lecherita esos falsos gestos teatrales,
cómo le cuesta el destete al rentista de la pasión
y lo mentan sus intrigas.
Histrión retórico y falso
es este levantisco susurro de relicarios, máculas
y mórbido linaje inventado.
No se deja acorralar la lecherita del mundo
ríe con la boca abierta
mira su vertiente en ristra
y es preñada, ahí nomás,
por el ritual o la liturgia,
por el hacha, la espada y la tensión,
por la punzada cierta y la existencia posterior,
es la partera la lecherita,
la memoria hecha pulpa
centro vital de todos los rostros
de todas las manos
y sus orillas,
playa que espera por nacer.

Conrado Yasenza
13-6-12

Ilustración: Mauricio Nizzero