Astillas
En el hogar hemos sepultado
nuestras primeras adivinanzas.
Ahora sucede que la lluvia
golpea el techo por afuera
desde arriba y suave,
apenas algún chasquido hecho gota,
apenas un cuarto empapelado
como decir tierra con flores al natural
o apenas la lluvia sin tormenta.
Sucede que la sangre se enfría
hacia el borde de la cama,
la lluvia huye luego de sus nudillos
y el misterio yace astillado.
Sucede que apenas son nuestros los rumores
y la casa es demasiado amplia
y se chocan pero se distraen,
decretan el clamor
para que comience la noche
envuelta en la lluvia,
apenas el vientre de nuestro techo
que prepara sus navajas.-
Conrado Yasenza
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