El jardín
Volver al jardín
entre mantas y comida en el suelo
por cada vez que se pudiera imaginar
que hay
una vela encendida, consumiéndose,
que hay
una mujer que me ama, sosteniéndose,
que hay
una piedra que mira, y es mi cara.
¿Es
noticia el amor, la locura,
la
muerte próxima venidera?
la más
cercana y menos egoísta,
puro
acto del pan y la carne.
Entonces
volví al jardín
y soñé
que me amabas más de lo necesario,
más de
lo que mis solapas podían aguantar;
eras
ese aroma celeste en la tarde
o la
calma en la tormenta, ni antes ni después.
Me fui
del jardín,
me perdí,
quizás me dormí,
mirando
la flor lila de un clavel del aire,
y soñé
que despertábamos más libres,
entre
las mantas, húmedos,
y nos
reíamos de las caras de ayer.
Conrado
Yasenza
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