A ciertas horas
Me rescatás cuando la nube come de la tierra
y es puro regusto el alimento que muere en la intemperie.
Conrado Yasenza
viernes, 23 de noviembre de 2012
sábado, 17 de noviembre de 2012
La madre de los hijos asmáticos/Los Poemas Que No Encuentran Editor
La madre de los hijos asmáticos
La madre de
los hijos asmáticos
está impedida de guerrear y llorar
todo lo que no lloró ni guerreó
cuando la instintiva ebullición de las orillas
era la malla vital,
el enjambre infinito de los disfraces y el
resuello,
los estambres descotados
el estertor rítmico y mimético de las tormentas,
tanto nudo empalagoso
demasiado vino erosionado
sin eros en el santuario del Olimpo rasero.
Era por entonces
sólo una sombra opaca
ubre turbia y asexuada
madre de los hijos asmáticos
madre abandonada por una rosa invisible
en perpetua floración.
Conrado Yasenza
martes, 13 de noviembre de 2012
La cárcel/Los Poemas Que No Encuentran Editor
La cárcel
Un pájaro que no vuela
cree que el árbol es el mundo.
La sangre que no irrumpe
sostiene que el miedo es una equivalencia.
La propia cárcel cree
que su resguardo es el resumen de la cárcel.
El pájaro medra en la sangre
en la ausencia de las resonancias
en el fondo falso de los apareamientos
en el esplendente vagido del otoño
en el innegable augurio de un acto
que no siempre es una frase
ni un grito conjugado
en todo caso
el diálogo lento entre el miedo
la sangre el pájaro y el mundo
únicamente deslumbrado por el misterio
de tus ojos.
Conrado Yasenza
domingo, 11 de noviembre de 2012
Los Poemas Que No Encuentran Editor/La única esperanza
La única esperanza
La voluntad nunca es clara
nace de una mañana perdida
y se desliza entre horas que no soportan el tiempo.
Así es la medianera de las pasiones
la angustia que encuentra reposo en un grito
el dolor que trata de calmar su eterno retroceso
el llanto recostado sobre el muslo suave y tibio
de una mujer que respira sin miedo.
El peso del deseo,
la única esperanza en este tiempo de malas noticias
y regiones tan poco atrevidas
tan poco dispuestas
a reincidir en la palpitación de un intento
sin mendigar permisos
para que la vida no se nos escape.
Conrado Yasenza.
viernes, 9 de noviembre de 2012
Los Poemas Que No Encuentran Editor/El jardín
El jardín
Volver al jardín
entre mantas y comida en el suelo
por cada vez que se pudiera imaginar
que hay
una vela encendida, consumiéndose,
que hay
una mujer que me ama, sosteniéndose,
que hay
una piedra que mira, y es mi cara.
¿Es
noticia el amor, la locura,
la
muerte próxima venidera?
la más
cercana y menos egoísta,
puro
acto del pan y la carne.
Entonces
volví al jardín
y soñé
que me amabas más de lo necesario,
más de
lo que mis solapas podían aguantar;
eras
ese aroma celeste en la tarde
o la
calma en la tormenta, ni antes ni después.
Me fui
del jardín,
me perdí,
quizás me dormí,
mirando
la flor lila de un clavel del aire,
y soñé
que despertábamos más libres,
entre
las mantas, húmedos,
y nos
reíamos de las caras de ayer.
Conrado
Yasenza
miércoles, 7 de noviembre de 2012
Los Poemas Que No Encuentran Editor/Beware of darkness/Cuidado con la oscuridad
Beware of darkness/Cuidado con la oscuridad
Entregarme al vino
como quien se entrega al tenaz sello de la sangre,
a la horizontal soledad del fumadero de opio más antiguo,
el inhallable.
Tal es mi condición de insegura savia,
tal es la señal más visible
de mi condición.
Un gesto impropio será la caricia
Entregarme al vino
como quien se entrega al tenaz sello de la sangre,
a la horizontal soledad del fumadero de opio más antiguo,
el inhallable.
Tal es mi condición de insegura savia,
tal es la señal más visible
de mi condición.
Un gesto impropio será la caricia
que enturbie el día más allá de nuestros cuerpos:
anotaciones que respiran
o exhalan el resuello del dardo sin centro.
Es mi condición un capricho más del ocio
si la palabra es la noche
y su signo
la firmeza de una ciudad vuelta arena
sin disposición de mundo.
La noche
una ciudad en sí misma,
el espacio estéril del concepto,
la ansiada gema de la muerte
en busca de su faro.
La noche o mi condición,
el espejo de marcos olvidados,
el misterio sin pie ni talón,
el corazón descalzo y sucio
junto a la sangre y el vacío convidado.
Conrado Yasenza
anotaciones que respiran
o exhalan el resuello del dardo sin centro.
Es mi condición un capricho más del ocio
si la palabra es la noche
y su signo
la firmeza de una ciudad vuelta arena
sin disposición de mundo.
La noche
una ciudad en sí misma,
el espacio estéril del concepto,
la ansiada gema de la muerte
en busca de su faro.
La noche o mi condición,
el espejo de marcos olvidados,
el misterio sin pie ni talón,
el corazón descalzo y sucio
junto a la sangre y el vacío convidado.
Conrado Yasenza
Los Poemas Que No Encuentran Editor/EL CIELO
EL CIELO
Qué se
yo del cielo.
El
desierto de ciertas melodías
inolvidables
como una magnolia apenas vista en la noche,
el
lugar donde el momento y su vigilia
es la exacta medida del tiempo:
ese
absoluto lleno de curiosidad.
Conrado
Yasenza
lunes, 5 de noviembre de 2012
Los Poemas Que No Encuentran Editor/Astillas
Astillas
En el hogar hemos sepultado
nuestras primeras adivinanzas.
Ahora sucede que la lluvia
golpea el techo por afuera
desde arriba y suave,
apenas algún chasquido hecho gota,
apenas un cuarto empapelado
como decir tierra con flores al natural
o apenas la lluvia sin tormenta.
Sucede que la sangre se enfría
hacia el borde de la cama,
la lluvia huye luego de sus nudillos
y el misterio yace astillado.
Sucede que apenas son nuestros los rumores
y la casa es demasiado amplia
y se chocan pero se distraen,
decretan el clamor
para que comience la noche
envuelta en la lluvia,
apenas el vientre de nuestro techo
que prepara sus navajas.-
Conrado Yasenza
Los Poemas Que No encuentran Editor/1999
Diciembre 1999
Solsticio
circular y mágico,
mi
sangre se posó entre tus estrías de jabón blanco
y lavó
las camisas y las uñas sobre la tierra,
dio
calor a los fondos sin moderación alguna,
dejó
caer un ángel a sus ciento treinta años de edad
justo
cuando la luna hinchaba su pulpa
y
cortejaba camelias florecidas por la noche,
¡que
lindo revuelo armaste!
La luna
enorme y cumpliendo años,
el sol
convertido en prestidigitador
con
ascendente en capricornio,
las
gentes sumergidas en la excitación
de un
malentendido sospechoso,
el
ángel estrellado y joven aun
quejándose
por esa luna parturienta,
por su
caída prematura,
por su
silencio de recién venido.
¡Qué
gran lío solsticio sin astrólogo!
Ahora
las uñas reclaman manicura a toda hora,
las
camisas se revelan si no les dan su dosis de almidón,
la templanza
saca a relucir su título nobiliario
y se
nombra cardenal in pectore,
los
hombres son apenas una pluma de ganzo,
y el
ángel estrellado se desentiende del vino
porque
exige su regalo de cumpleaños:
una
regadera de champaña.
Conrao
Yasenza
viernes, 2 de noviembre de 2012
Los Poemas Que No encuentran Editor/La costurera, el tablero y el conejo
La costurera, el tablero y el conejo
Hay una certeza que no desea ser recorrida
y el tablero es de muy mala calidad,
ya no hay disfraz que lo oculte
ni mapas para orientarse al sol;
la capa se ha roto y se fue la costurera, buscando conejos,
la costurera y el juego,
ella no sabe coser pero busca en su galera ciertos hallazgos
que percibe
negros, terrenales,
que intuye destemplados,
y salta sobre su pierna menos hábil;
no se la pidan, no la tiene.
Ella espía por la cerradura mientras acaricia
los trastos, los
modos, que se vuelven un tiempo umbrío,
a veces cruel, a veces tierno, a veces ni eso,
indiferente...
y la vanidad es una serpiente que espera debajo de aquella
piedra
que no deseo pisar,
eso es una certeza;
le temo a ella, a la piedra,
que es cómplice y anida bajo la esperanza;
lo dijo varias veces:
no es pequeña, juega porque quiere;
juega con una intensidad arrolladora,
porque ya percibió las cicatrices, todas peleas perdidas.
La costurera me dibuja desde los días que pasan
entre tableros de reinas perdidas y conejos que saltan
olímpicamente,
días sólo parecidos a esta noche que nos refleja
como niños ofrecidos al mundo.
Conrado Yasenza
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