viernes, 25 de enero de 2013
Tales son los pozos/Los Poemas Que No Encuentran Editor
Tales son los pozos
De pronto me encontré mirando al cielo
alucinado, absorto, filosóficamente perdido.
Seguí mirando el cielo por un rato
y sentí que me dolía algo con profundidad de plexo.
Miré un poco más y se hizo el tiempo
y el dolor no se extasió, salió de sí
para decirme que me duele el mundo,
la avanzada impune de certezas e ideas pobres,
el optimismo de asepsia y los voluntarismos morales.
¡Pero! Cómo hacen doler esos liberalismos de estacas!
Y Tales que me marca los pozos
cuando fumo - menos, cada vez menos – y me como los combates
y los doy si es necesario, y si el pesimismo o la crítica a la razón dialéctica
así lo permiten porque sigo mirando hacia el cielo.
Me abraza esta triste planicie que se vacía
en la paz de los cementerios,
allí no hay tensión, la muerte ahoga de armonía.
Me duele este desierto de átomos con derecho a las lanzas,
a los agravios que a veces devastan o hacen mella al menos,
y se me escapa el origen de esas lanzas
consagradas a la necedad o la saña
que es como la sarna que pica y no gusta.
Y duele la falta de luz, la negritud condenada a la justicia de oficio,
duelen las policías y sus perros plantados desde siempre.
Y de golpe me caí de nuevo- !otro pozo! -
Seguí mirando al cielo buscando los porque
y caminé entre los guiños que me arrojaba el cielo.
Creo que me chifló Platón o un bebedor consuetudinario
para decirme que vuelva a intentarlo, a buscar.
Y apenas dejé de mirar al cielo y vi los pozos
y a nuestros muertos, los de ayer y los de hoy,
y vi las cárceles con sus mantas pavorosas
y el agua fría y el llanto de los rostros más fieros,
descubrí la verdad que oculto, un amor que no merezco,
y sufre este desgano,
otras furias,
mientras resiste, por ahora.
Me duele un nombre, entre algunas otras cosas.
Nada más.
Conrado Yasenza
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