Agostos
No me expulsen más
¿acaso, puedo decidirlo?
No tengo puntos de referencia últimamente
y eso asusta, astilla
la fragilidad de un cisne negro.
Busco pasos que se pierdan,
nada más intenso que una mirada, mirarse en la mirada,
¡pero basta de ternuras!, si este mes de lluvias
está afincado en un
extremo del puente
donde los permisos se saludan.
No hay rompecabezas posibles
porque el despliegue de piezas se desdibuja
en caleidoscopios de mares y reinas de la noche,
¿y cómo describirían el deslizarse hacia la ternura?
Inténtelo, simple, prosaico,
la figura completa... todavía no existe.
El mundo es más interesante si no hay garantías,
y aquellos puentes
como redoma de las contradicciones.
No es mi intención recordarles el vacío,
ya que tarde, o más tarde aun,
encontraremos esa diagonal, y beberemos café, y trataremos
de sostenernos
contra la pena de su jardín arrasado por la lluvia histórica
de Agosto.
Una pequeña acotación algo cursi
que romperá, casi con seguridad, este clima colmado de
pieles que no nos obsequiamos gratuitamente:
Es un delito, una falta grave, una inconsistencia moral, ir
hasta el extremo, más allá del límite,
y saltar del puente.
Conrado Yasenza
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