domingo, 26 de noviembre de 2006


Los Poemas Que No Encuentran Editor


Nos han quedado estos días que no terminan de pasar
verano de terrosas tormentas rojas
tiempo caníbal que desvela y envejece
como la verdad cuando es más que una palabra.
Nos hemos quedado solos
aislados de la soledad,
quebrados sus lazos y puentes
y exhalando sangre por los poros del silencio.
Hemos bautizado nuestra inmaculada concepción de la muerte.


CY


Sólo eso
sin haber sido lo que quiso ser
sin siquiera saber de la fiereza de sus lobos,
de la calma horizontal,
del crepúsculo asesino de días y noches.
Sólo esa decisión de carne enferma,
sabia del dolor,
arena eterna, insular,
puro regusto que muere en la intemperie.
Sólo eso.
La tormenta ha asesinado ya sus sueños.
Todo lo fue,menos lo que alguna vez quiso


CY



Enmudecen las preguntas
y mientras los muertos celebran sus ordalías
la clausura del grito nos arroja al mundo,
al olvido.
Cada día que comienza
la presencia fantasmal de la calma
se deshace en la cínica gravidez del pasado,
los sueños se ahogan y son devueltos por el tiempo
como dagas que desgarran la esencia del cuerpo perdido.
Las ausencias de esta meseta me pertenecen por completo,
insidias, desvelos, rajas
todos los silencios me pertenecen enteramente.
El lento sendero del daño hace una parábola inicial y se detiene,
varían los rostros, las caricias,
y la inevitable constelación de la nada se complace.
Todo este hastío me pertenece
como la fugacidad indolora
de la promesas maquilladas para la traición.


Conrado Yasenza

sábado, 25 de noviembre de 2006


Los Poemas Que No Encuentran Editor

Por una mirada ausente
toda la farsa de las compañías
todos los llamados telefónicos
hechos desde el aliento entrecortado
Por una palabra a tiempo
todas las conversaciones desplegadas
a la voracidad de la noche y el tiempo
todos los llantos ahogados en una risa
cobijada por la sal rancia de este invierno

Por un día sin abismos
todos los oscuros rituales de la soledad
toda la distancia recorrida hasta la piel
hasta el silencio de un abrazo
hasta el camino de la sangre común.

Conrado Yasenza 26-6-06



Antes o después del indescifrable vientre
de la esperma ansiosa y fértil
de la muerte y sus célebres relatos
antes o después
la soledad

Conrado Yasenza 26-6-06
Imágen León Ferrari

Los Poemas Que No Encuentran Editor


I

Húmedo inmóvil oculto
así se halla el amante felón de rizos perpetrados
tras el declive irrefutable del día,
el que lastima sus relucientes pezones caoba
y lo acosa transformado en péndulo de sombrillas vacías
en concurrencia ligera de actos y olores sobornables
para que cada hora del crepúsculo
desguace el movimiento de sus miembros tantálicos
de modo que el hastío es ya la víspera
la alucinación del vientre arado.
Y pobre muchacho
no sabe nada del deseo
el polvo voraz
el nudo cotidiano que lo asfixia
y grazna como un pájaro filoso
hundido en la profundidad de su sangre
donde las ofensas respiran
quizás aturden.


II

En el plexo de estos ojos
la arena del declive arde y se funde
como una máscara impenetrable al deseo
retiro clandestino de la sangre
nutriéndose de lenguas imposibles
para expulsar luego
los puñales los sedosos lazos
que este cuerpo teje para sí
para nadie más
porque sus valvas de molusco inconcluso
sus aterradas nervaduras
saben por el grito animal de esta noche
que la vida muerde
desde la primera y única oscuridad.

III

Desde el velo sórdido del uso
se produce el desarme amarillo
la degustación lenta de los espacios
el sentido antiguo de una dinastía inevitable.
Por detrás de los espejos
se traduce esta insoportable mezquindad
este presente de palabras mancilladas
y fiestas de paridades paganas.
Que alguien responda,
heredamos los ojos fragmentados
las dentaduras ausentes
el pánico al vacío
la muerte atormentada por su infinita soledad.
Que alguien responda.

Conrado Yasenza